lunes, 15 de febrero de 2010

Edad de los metales

La Edad de los Metales es el periodo de la evolución tecnológica de la humanidad caracterizado por el desarrollo de la metalurgia;[1] comienza antes del V milenio a. C. y acabaría en cada lugar con la entrada en la Historia, para buena parte de Europa en el I milenio a. C. Es parte de la Prehistoria en Europa, así como en la mayor parte del mundo, a excepción de en Oriente Medio, que coincide con el desarrollo de la escritura y por tanto con la Historia. Cuando existen testimonios escritos indirectos se considera también Protohistoria. De todos modos, dado que no existe una ruptura (excepto arbitraria) en el desarrollo de esta tecnología metalúrgica entre la Prehistoria, la Protohistoria y la Historia, en este artículo se incluyen adelantos del trabajo con metales que se dan en periodos claramente históricos. La política se caracterizó por una centralización y acumulación del poder político y religioso en manos a las elites, le negaban derechos a las mayorías, generando una mentalidad dogmática.

Prehistoria

El termino prehistoria (del griego προ=antes de e ιστορία=historia) designa el periodo de tiempo transcurrido desde la aparición del primer ser humano hasta la invención de la escritura, hace más de 5.000 años (aproximadamente en el año 3.000 A.C) o, según otros autores, la aparición del estado. Es importante señalar que según las nuevas interpretaciones de la ciencia histórica, la prehistoria es un término carente de real significancia en el sentido que fue entendido por generaciones. Si se considera a la Historia, tomando la definición de Marc Bloch, como el acontecer humano en el tiempo, todo es Historia existiendo el ser humano, y la prehistoria podría, forzadamente, sólo entenderse como el estudio de la vida de los seres antes de la aparición del primer homínido en la tierra. Desde el punto de vista cronológico, sus límites están lejos de ser claros, pues ni la aparición del ser humano ni la invención de la escritura tienen lugar al mismo tiempo en todas las zonas del planeta.

Por otra parte, hay quienes defienden una definición de esta fase o, al menos, su separación de la Historia Antigua, en virtud de criterios económicos y sociales en lugar de cronológicos, pues éstos son más particularizadores (es decir, más ideográficos) y aquéllos, más generalizadores y por tanto, más susceptibles de proporcionar una visión científica.

En ese sentido, el fin de la Prehistoria y el inicio de la Historia lo marcaría una estructuración creciente de la sociedad (modificación del hábitat, aglomeración, socialización avanzada, jerarquización, poder administrativo, economía avanzada, moneda, intercambios comerciales —especialmente los de larga distancia—, etc.)